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Alejandro Magno

Alejandro Magno
“El esfuerzo y el riesgo son el precio de la gloria, pero es una cosa preciosa el vivir con valor y morir dejando una fama eterna.” – Alejandro Magno

Alejandro III de Macedonia fue un miembro de la dinastía argéada y fue el tercer rey del antiguo reino de Macedonia en llevar ese nombre.

Nació en Pela, la capital de Macedonia, al rededor del 20 de julio de 356AC, aunque la fecha exacta es desconocida. El antiguo biógrafo griego Plutarco describió que Olimpia, la madre de Alejandro, soñó que le había caído un rayo en el vientre el día que había concebido a su hijo. Esto llevó a que Plutarco piense que Zeus la había embarazado.

Lanike, su niñera, lo crió a la manera tradicional macedonia para jóvenes de la época: Alejandro aprendió a tocar la lira, a leer, a cabalgar, a pelear y a cazar.

Cuando Alejandro tenía 10 años, su padre, Filipo II, le compró un caballo luego de que su hijo haya demostrado gran coraje al domarlo. Su papá le dijo: «Hijo, debes encontrar un reino tan grande como tus ambiciones. Macedonia es muy pequeña para ti». Alejandro nombró a su caballo Bucéfalo, que significa cabeza de buey. Según Plutarco, Bucéfalo vivió junto a Alejandro durante toda su vida, hasta que murió de causas naturales, a los 30 años.

Filipo II quiso educar aún más a Alejandro y se puso en búsqueda de un tutor cuando el niño cumplió 13 años. Muchos se postularon para el trabajo, pero Filipo eligió a Aristóteles, quien, a cambio de darle clases al hijo del rey, haría que su pueblo natal, Estagira, sea reconstruido y repoblado por sus exciudadanos, quienes habían sido esclavizados. El pueblo había sido destruido por el mismo Filipo años anteriores. Durante los próximos tres años, Aristóteles le enseñó a Alejandro arte, moral, lógica, religión, filosofía y medicina. Las clases se daban en el Templo de las Ninfas, en Mieza, una localidad del antiguo Reino de Macedonia. El templo funcionaba como una escuela pupila y, allí, Alejandro hizo muchos amigos, quienes, luego, se convertirían en sus generales. A menudo se los refiere como sus Compañeros.

En 336AC, Filipo II fue asesinado por Pausanias, quien era el capitán de sus guardaespaldas. Pausanias fue capturado y asesinado por otros guardaespaldas, que incluyeron a dos de los compañeros de Alejandro. Así fue como Alejandro fue declarado rey. Ocupó el trono de su padre a los 20 años y pasó a ser Alejandro Magno. Inmediatamente, consolidó su derecho al trono y mandó a ejecutar a varios rivales.

También fue rápido en silenciar varias revueltas en Tebas y en Tesalia. Le otorgaron el generalato de Grecia al ponerlo al mando de la Liga de Corinto, que había sido formada por Filipo II para Unificar a Grecia en contra de los persas. Alejandro lideró un ejército griego unido y experimentado, y, en 334AC, invadió al imperio persa.

El primer blanco de Alejandro fue Anatolia, una península grande dentro de las fronteras de Turquía moderna, que se sitúa en el extremo oeste de Asia. Siguieron una serie de batallas, entre ellas, la batalla de Issos, lugar que se encuentra en la parte sur de Anatolia, y la batalla de Gaugamela, que se llevó a cabo cerca de la ciudad moderna de Duhok en Kurdistán iraquí. Estas dos batallas fueron decisivas a la hora de derrocar al rey de Persia, Darío III. Así, Alejandro conquistó el Imperio Persa. Luego de la muerte de Darío III, Alejandro conoció a Roxana, la hija de un noble bactriano, y se enamoró inmediatamente. La pareja se casó en 327AC.

A pesar de haber estado motivado por la necesidad de conquistar a los persas, Alejandro no paró cuando lo consiguió. Dejó a Roxana en un lugar seguro en la ciudad de Susa e invadió India en 326 AC. Dijo que quería extender su imperio «hasta el fin del mundo y hasta el gran océano».

Aunque quería continuar para el este, Alejandro Magno se retractó a pedido de sus tropas, que deseaban volver a su tierra natal. De mala gana, Alejandro se dirigió hacia el sur. De camino, pasó por Ecbatana para retirar una gran parte del tesoro persa, pero, mientras estaba allí, en octubre de 324 AC, Hefestión, su amigo más cercano, y su amante, según dicen, murió como resultado de una enfermedad misteriosa o de envenenamiento. La muerte de su amigo dejó devastado a Alejandro. Una pira funeraria fue construida en Babilonia y se instauró un período de luto.

Eventualmente, Alejandro fue al palacio de Nabucodonosor II para planear la invasión a Arabia. Sin embargo, mientras estaba allí, se enfermó y murió once o doce días después, al rededor del 10 de junio, a los 32 años.

Hay varias teorías con respecto a la causa de su muerte, que incluyen: envenenamiento, malaria, fiebre tifoidea, e incluso espondilitis anquilosante y meningitis. También es posible que la salud de Alejandro se haya deteriorado debido a su beber excesivo y a las numerosas heridas que había recibido en batalla. La muerte de su amigo Hefestión tampoco ayudó.

Ya que no había nombrado a su heredero y su único hijo todavía no había nacido, no era claro quién iba a suceder a Alejandro Magno y quedar a cargo de su imperio. Se llegó a un acuerdo, en el que Pérdicas, comandante de la caballería de los compañeros, reinaría como rey junto con Filipo II de Macedonia, el medio hermano poco inteligente de Alejandro. Sin embargo, este acuerdo no le importó mucho a Filipo. Este arreglo duraría hasta que Roxana diera a luz a su hijo y, si era varón, él se convertiría en rey, y Pérdicas sería su regente. En agosto del año 323 AC, Roxana dio a luz a Alejandro IV.

Tres años después, Pérdicas fue asesinado por sus oficiales de mayor rango, por haber cometido fallas militares y por el motín de sus tropas. Antípatro, general y hombre de estado macedonio, se convirtió en regente, pero murió al año siguiente, luego de haber nombrado a uno de sus oficiales, Poliperconte, como el nuevo regente. Antípatro no escogió a su hijo Casandro, lo que lo llevó a ir a la guerra en contra de la regencia.

Como resultado, el imperio de Alejandro Magno se dividió y, así, surgieron diferentes estados, que eran comandados por algunos de los generales de Alejandro que seguían vivos. La guerra entre estos estados duró cuatro décadas, hasta que surgieron cuatro poderes estables: Egipto, Mesopotamia y Asia Central, Anatolia y Macedonia. En el proceso, la esposa de Alejandro Magno, Roxana y su hijo, Alejandro IV, de 13 años, fueron asesinados.

El legado de Alejandro Magno es extenso e incluye la fundación de veinte ciudades que llevan su nombre; la más conocida es Alejandría, que se encuentra en Egipto. Alejandro obtuvo un estatus legendario y se convirtió en un héroe clásico, como lo es Aquiles en la Ilíada de Homero, que aparece en muchas tradiciones históricas y míticas de la cultura griega y de otras culturas, también. Se convirtió, además, en un parámetro para los líderes militares, porque nunca fue vencido en batalla e inventó tácticas que todavía se enseñan en las academias militares de hoy en día.

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