ArteArtistasBiografias en 5 MinutosCulturaMuertos en julioNacidos en marzoPodcast

Vincent van Gogh

Vincent van Gogh
“Las grandes cosas se hacen con una serie de pequeñas cosas reunidas.” – Vincent van Gogh

Vincent Willem van Gogh fue un pintor holandés postimpresionista del siglo XIX, conocido por sus influencias en la historia del arte occidental.

Vincent nació el 30 de marzo de 1853 en el sur de Holanda. Su padre era un pastor protestante neerlandés y su madre era una artista que amaba la naturaleza y pintar con acuarelas, algo que transmitió a su hijo en su totalidad.  A Vincent le gustaba dibujar, y era un niño serio y contemplativo. En 1864, enviaron a Vincent a un internado, pero él en seguida se sintió abandonado y rogó volver.

Cuando Van Gogh tenía quince años, debido a que su familia no tenía un buen pasar económico, Vincent decidió dejar el colegio para ir a trabajar. Por fortuna, lo contrató su tío para ser vendedor de arte. Vincent disfrutaba de este trabajo y, ya que hablaba de manera fluida el alemán, el francés, el inglés y el holandés, viajaba seguido. A los 20 años, Vincent ganaba más que su padre.

En 1873, Van Gogh fue trasladado a Londres, donde trabajó en una galería de arte. Allí desarrolló una fascinación por la cultura y la literatura inglesa, y frecuentó muchas exposiciones de arte.

Se enamoró de la hija de la patrona de la pensión donde se hospedaba, pero su amor no era correspondido. Luego de haberle propuesto matrimonio y haber sido rechazado, Vincent tuvo una crisis nerviosa. Debido a eso, se aisló paulatinamente y se volvió muy religioso: tiró todos sus libros, menos la Biblia, y le dedicó su vida a Dios.

Comenzó a dar clases en la escuela metodista de varones y daba sermones en la iglesia. A pesar de que provenía de una familia religiosa, nunca había pensado en tomar los votos, hasta ese momento. Vincent rindió el examen de ingreso a la Facultad de Teología de Ámsterdam, pero, desafortunadamente (o afortunadamente), no entró.

Algunos lo describieron a van Gogh como monástico y devoto; casi nunca comía y siempre evitaba la carne. En 1877, su familia lo mandó a vivir con su tío, Johannes Stricker, quien era un teólogo respetado y quien apoyaba el interés de su sobrino de ser pastor.

Después de esto, se ofreció a vivir en una mina de carbón, donde los pastores eran típicamente enviados como castigo. Vincent cuidaba de los enfermos y dibujaba a los mineros y a sus familias. Por ello, lo apodaron “Cristo de las minas de carbón”. Por desgracia, los miembros de la iglesia no estaban contentos con el estilo de vida que llevaba van Gogh, porque no se comportaba como ellos creían que un ministro debía hacerlo.

Van Gogh nunca dejó de producir arte, aunque no lo tomaba en serio. Sin embargo, en 1880, se mudó a Bruselas para asistir a clases de arte, que pagó con ayuda de su hermano.

Vincent no era bueno en las relaciones, en especial, aquellas con mujeres. Constantemente, pensaba que podía ayudar a mujeres que estaban en problemas. Por ejemplo, cuando su prima Kate enviudó, van Gogh se enamoró de ella y quiso estar con ella para ayudarla. Kate se sintió repugnada ante tal gesto y se volvió a Ámsterdam. Luego, Vincent se enamoró de Clasina María Hoornick, una trabajadora sexual alcohólica. Durante este tiempo, Clasina María fue su amiga, su modelo artística y su amante. Su familia lo amenazó con dejar de pagarle las clases de arte si no la dejaba. Clasina María volvió a la prostitución. Esto tuvo un gran impacto en van Gogh: se deprimió mucho y, por un mes y medio, vivió como nómade en las calles de Holanda. Pasaba el tiempo pintando a la gente y a paisajes.

Por suerte, el arte le hacía bien al alma. En 1885, empezó a crear su primera obra maestra, conocida como Los comedores de patatas. Vincent visitó a su hermano en París y el arte impresionista de la época lo dejó impactado. Con el tiempo, pintar se volvería una obsesión y su salud deterioraría, ya que vivía a base de pan, absenta y café. Además de su ingesta mínima, su salud mental también empezó a deteriorar; por ejemplo, a veces, tomaba aguarrás y comía pintura.

Su hermano estaba muy preocupado por él y contrató a alguien para que lo vigilase. Tenía razón en afligirse: una noche, van Gogh se cortó la oreja y fue a un burdel, donde le dijo a una trabajadora sexual que guardara su oreja “con cuidado”.

Lo ingresaron al hospital, donde tardó un par de semanas en recuperarse. Igualmente, siguió deprimido y solo, y recurrió, de nuevo, a la pintura para encontrar paz, aunque no lo hizo. Vincent entraba y salía del hospital, hasta que lo internaron en una clínica psiquiátrica en Francia. Allí creó algunas de sus obras más conocidas, como La noche estrellada.

En 1890, van Gogh hizo su rutina matutina habitual y pintó. Sin embargo, en ese día en particular llevaba consigo una pistola cargada con la que se disparó en el pecho. Las heridas no fueron fatales y lo encontraron vivo, rodeado de un charco de sangre. Van Gogh vivió por unos días más y murió en brazos de su hermano el 29 de julio de 1890. Vincent tenía tan solo 37 años.

La mayor parte de lo que consideramos el legado de van Gogh fue producido en la última parte de su vida. Luego de su muerte, mucho más de su arte fue descubierto y vendido a precios muy altos. Muchas de sus pinturas, también, son algunas de las más caras del mundo. Vincent van Gogh es considerado el segundo mejor artista holandés, solo detrás de Rembrandt. En total, creo más de dos mil cien obras, de las cuales ochocientos sesenta son óleos y más de mil trescientas son acuarelas, croquis y dibujos. A pesar de haber vivido una vida llena de tristeza y desgracia, van Gogh inspiró a muchos artistas. Nos dejó un legado de arte postimpresionista hermoso, que continua estimulando la imaginación.

Related Articles

Back to top button