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Claude Monet

Claude Monet
“El color es mi obsesión diaria, la alegría y el tormento.” – Claude Monet

Claude Monet es uno de los artistas más famosos de todos los tiempos. Nació el 14 de noviembre de 1840 en París, Francia. Fue un niño artístico desde el comienzo. En vez de enfocarse en el estudio, se la pasaba dibujando caricaturas de sus compañeros, de sus maestras y de cualquiera que llamara su atención. Pronto, trabajó para Eugene Boudin, un paisajista que le enseñó a pintar «en plein air», o al aire libre. Esta fue la inspiración que Monet necesitaba. De hecho, trabajó toda su carrera con esta técnica.

Los trabajos impresionistas de Monet han capturado la atención de muchas generaciones de amantes del arte, sin distinción de clase. Monet fue un artista incomprendido con problemas más profundos que aquellos del común de la gente. Su biografía es una historia romántica. Se lo ha señalado como el prototipo del artista en aprietos: pobre, deprimido e incapaz de vivir de lo que amaba. Pero nada de esto se acerca a la realidad.

Monet fue bastante rico durante su vida, en especial, en sus últimos años. Tuvo algunos apuros financieros, pero no fueron a causa de que su arte no vendiera. Tenía más que ver con sus hábitos de comprador compulsivo. En realidad, sus obras de encargo eran muy caras; por eso, Monet se volvió cada vez más adinerado.

Monet no era un hombre común, ni siquiera para su época. Fue padre por primera vez antes de haberse casado, a pesar de haberlo hecho, luego, con la madre de su hijo. Se dice que eludió su llamado a la armada falsificando un problema de salud. Por eso, no lo reclutaron. Después de la muerte de su primera esposa, Camille, tuvo un amorío con Alice, la mujer de uno de sus amigos. Eventualmente, Alice y Monet se mudaron juntos. Todos estos comportamientos eran actividades escandalosas, por decir poco; sin embargo, nunca le causó ninguna diferencia, simplemente, vivía su vida como le parecía bien.

A diferencia de los artistas de su época, las obras de Monet, por lo menos las de los principios, fueron rechazadas rápidamente por la comunidad artística. Uno de los mejores ejemplos es la pintura llamada Impresión, sol naciente, la cual completó en 1873 y la exhibió, independientemente, en 1874. Fue muy criticada porque no tenía formas precisas, no parecía terminada y tenía pinceladas indecisas.

Esta pintura y otras similares no tuvieron lugar en el mundo del arte de la época. A menudo le decían que su trabajo no era más que una impresión de la realidad. Impávido, Monet incorporó todas las críticas y se autodefinió como un pintor impresionista con mucha honra.

Sus productos finales no eran lo único excepcional, sino, también, lo eran los métodos que usaba. Por ejemplo, le gustaba trabajar directamente en el exterior sobre lienzos grandes. Cuando tenía el croquis terminado, lo completaba en su estudio. Tenía un deseo fuerte de capturar a la naturaleza con el más mínimo detalle posible. Por eso, rechazó los ideales europeos de cómo hacer una composición de manera correcta, con los colores y la perspectiva adecuada. Estaba muy influenciado por las impresiones japonesas en madera y se esforzaba para usar la asimetría y enfatizar las superficies bidimensionales, al ignorar la perspectiva linear y los modelos de tres dimensiones de otros artistas.

Monet escogía elementos que conocía bien, como la gente y los paisajes que lo rodeaban. Era muy raro que pintase algo con lo que no estaba familiarizado. De hecho, sus dos esposas, Camille y Alice, posaron para muchas de sus obras.

Sus paisajes documentan los viajes que hizo con su familia y amigos por el norte de Francia y por Londres, durante la guerra franco-prusiana, que tuvo lugar desde 1870 a 1871. En 1883, cuando volvió a Francia, Monet se mudo a una casa en el campo en Giverny. Allí pasó el resto de su vida y es el lugar donde se reunía con sus amigos, como Manet y Renoir, para pintar y filosofar sobre la vida.

Édouard Manet era un amigo muy cercano a la familia de Monet. Pasó muchas horas observando y pintando la familia de Claude. Renoir, también, pasaba horas pintando en los jardines, mientras Monet trabajaba cerca y su familia holgazaneaba por ahí. Debe haber sido un hermoso lugar en el cual estar: rodeado de una belleza extraordinaria y de algunos de los mejores artistas que ha tenido la tierra.

A fin de los mil ochocientos, Monet se enfocó en varias series de paisajes que mostraban cómo cambiaba la apariencia de un mismo lugar en diferentes momentos del día. Se dice que tenía varios lienzos en el estudio y que se movía de un lado al otro para capturar el movimiento de la luz y de la sombra que tanto amaba.

A principios de mil novecientos, Monet focalizó su atención a una nueva obsesión: un estanque con lirios de agua que él mismo creó en la localidad de Giverny. Esta serie de trabajos representa un estanque con nenúfares hermosos que flotan en la superficie de un lienzo del tamaño de un mural. Las grandes pinceladas anchas de color y la textura creada por capas reflejan cada matiz del estanque desde una perspectiva que muy pocos podrían imitar. Las pinturas de los lirios de agua serían su obsesión durante los primeros veinte años del siglo veinte.

Alice murió en 1911 y, tres años después, murió su hijo mayor. Por la misma época, la vista de Monet empezó a deteriorarse a causa de las cataratas. En 1923 se sometió a una cirugía para quitárselas. Su resultado es muy notable en el resto de sus obras. Las obras que pintó mientras tenía cataratas tienen un tono rojizo, mientras que las posteriores, tienen un tono más azulado. Incluso, pintó nuevamente algunas de sus obras para corregir el tono rojizo. El 5 de diciembre de 1926, Claude Monet perdió la batalla contra el cáncer de pulmón. Tenía 86 años. Lo enterraron en el cementerio de la iglesia de Giverny.

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